La generación de vidrio
En los últimos meses, tras un radical cambio de vida, he podido trabajar mucho más de cerca con gente de la llamada Generación de Cristal y hoy por la madrugada, al despertar (porque viejito), pensaba que el sobrenombre es desafortunado. Verás, los cristales son estructuras que se pueden lograr de forma natural o sintética; de forma natural hay 91 elementos que pueden formar estructuras cristalinas bajo ciertas condiciones relativamente simples. Los cristales tienen la particularidad de contar con unidades (que pueden estar constituidas de átomos o moléculas) y que dichas unidades se acomoden y ordenen siguiendo un patrón regular y repetitivo. De esta forma, al encontrar una molécula de NaCl (Cloruro de sodio) que se ordena y repite una y otra vez en cierto patrón y forma, de pronto lo que tienes en la mano, es un grano de sal (un cristal cúbico). Los cristales, precisamente por este tipo de relaciones ordenadas, estables, repetitivas y sobre todo cercanas tienen propiedades de alta dureza y baja conductividad eléctrica en su mayoría. Hay cristales proteicos y cristales suaves como el grafito, sin embargo, para fines explicativos no haré alusión a ellos.
Por otro lado, tenemos elementos químicamente amorfos (sin forma u orden) que pueden tener cierto patrón casi logrado, cierto orden casi logrado y son repetitivos de alguna manera, pero, con ciertas desviaciones de un patrón perfectamente ordenado y reiterativo. En esta categoría entra el vidrio, que es casi un cristal, brilla como un cristal, si lo pules, se ve como un cristal y si lo tocas, se siente como un cristal… pero si lo golpeas no reacciona como uno, si lo calientas no reacciona como uno, en pocas palabras, a pesar de que parezca uno, nunca podrá serlo. De hecho, el vidrio es considerado un líquido de alta densidad, si visitas las calles del centro de la ciudad de México o alguna iglesia antigua verás que los vidrios están “escurridos” y que son más gruesos del borde inferior que del superior.
Como puedes ver la molécula es similar, el patrón es parecido pero el orden no lo es y eso es lo que forja las propiedades del cristal (de cuarzo, en este ejemplo) contra las del vidrio.
No los hagas llorar!
Con este antecedente, considero genuinamente, que el mote está haciéndoles incluso un favor a los nuevos integrantes de la población económicamente activa y deberíamos llamarles la Generación de Vidrio. Y, sin embargo, entre el vidrio y el cristal hay un montón de cosas plausibles, una de ellas, el vidrio templado, que, como seguramente sabes, es mucho más resistente, denso, pesado, bonito y bueno… mejor que el vidrio común. ¿A dónde quiero llegar? Hoy tenemos una generación de vidrio, no la podemos convertir en una generación de cristal, ¿cierto? Bueno, templémosla. ¿Es para todos? No, no todos quieren y ¿qué crees? ¡Está bien!
En estos meses he descubierto que algunos de estos vidrios quieren ser templados y tienen lo necesario para salir vivos y fortalecidos del proceso; para ello, lo que a mí me ha funcionado ha sido simple pero retador: cumplirles su deseo de ser templados. ¿Cómo? A través del amor, porque no, en el fondo no quieren superioridad total, no quieren ser juzgados, quieren ser amados intensamente. El problema es cómo amarlos y ahí es donde está el reto. Cada persona ama diferente, cada persona entiende diferente y como todos somos iguales, a cada uno hay que tratarlo distinto. ¿A qué me refiero con esto? De pronto, algunas personas requieren tiempo, mucho tiempo, mucho acompañamiento y una figura de liderazgo que les acompañe y, si, es molesto estar ahí siempre con una dinámica
“Mírame! “
“Si, ya te vi”
Pero paga frutos, la relación se estrecha, la confianza se abre, la comunicación fluye, el carácter se forja y posteriormente se templa. Algunos otros, sólo quieren alguien con quien hablar. Muchos tienen algunas inseguridades que están a la vista de todos, pero que, gracias a los filtros de las fotos, la distante cercanía de un mensaje de texto, la perfección de sus vidas en redes sociales se oculta camaleónicamente. Un caso extremo que he visto es una persona altamente combativa destinada a perder su empleo en poco tiempo y que cuando llegué yo (según ella a revolucionar) el grupo de trabajo con mi presencia y mis ideas, se ha vuelto incondicional abanderada del cambio crítico. El cambio interno no es cosa de un día y sin duda tomará más de un año completar las primeras fases del mismo, al final, algunas confesiones de su parte han sido la clave de este andar paso a paso hacían una mejora funcional de la relación mundo – persona – cerebro – acciones – mundo. La confesión más grande que le he hecho es que yo, desde que llegué a su vida, no he hecho nada… su respuesta me dejó mudo “claro que has hecho algo, has estado ahí conmigo”.
Estoy convencido, por experiencia propia, que el dedicarle tiempo a templar vidrios es tanto o más placentero que encontrar un cristal y contemplar su perfección por siempre.
El título
Dark Shines es una rola de Muse, de su álbum del 2001 Origin of Symmetry, porque “yo los conocí desde antes que fueran famosos, we”. El álbum, no es uno de esos que entran facilito por la puerta grande y entre aplausos, sin embargo, al oído libre de preceptos le puede abrir la puerta a un universo oscuro, introspectivo, combativo y es, sin duda, la palanca de la evolución de su sonido de banda adolescente a un sonido no comercial de banda muy senior que se evidencia y corona en su siguiente material, Absolution. Origin of Symmetry, además, tiene enormes contribuciones al rock de esa década, comenzando con Bliss, Plug in Baby un extraordinario cover a Feeling Good, que, si bien de este lado del charco no fueron TAN impactantes, les brindaron la estabilidad en su reino para poder crecer con identidad propia.